Mapache boreal o mapache común
La palabra mapache (Procyon lotor) deriva de mapachtli, que en lengua náhuatl significa “el que tiene manos” o “el que sujeta todo con las manos”, y el término inglés raccoon del algonquino arahkunem (racún), "el que rasca con las manos".
Por defecto, cuando se habla de mapaches y no se especifica el tipo de mapache, se está hablando del mapache boreal.
Morfología, alimentación y costumbres del mapache común
Morfología del mapache boreal
Tamaño de un mapache
Los mapaches boreales adultos pesan de media entre 4 y 12 kg, dependiendo del sexo y de la la zona donde hayan nacido. Los machos mapache son mayores que las hembras (dimorfismo sexual) y presentan unos caninos más desarrollados, dignos de un felino.
En cautividad, los mapaches suelen sufrir de obesidad y se pueden encontrara machos que superen los 20 kg (no es saludable para ellos).
De acuerdo a la regla de Bergmann, los mapaches boreales son de mayor tamaño en la zonas situadas más al norte del continente americano, tanto en el caso de los machos como de las hembras. Puede haber excepciones con algunas subespecies de mapache boreal.
Otras características físicas de los mapaches
De patas bastante cortas y cuerpo rechoncho, con cabeza corta y ancha y un hocico corto pero afilado, llaman la atención sus garras delanteras, en antifaz de su rostro y la cola anillada.
Las garras delanteras del mapache boreal son como manos humanas, con largos dedos y sus pulgares con función prensil, que les permite sujetar y manipular objetos y alimentos con facilidad. También pueden utilizar hasta cierto punto sus patas traseras, de manera similar a muchos simios.
Los mapaches boreales son buenos trepadores y grandes nadadores debido a sus características físicas. Su denso pelaje les ha hecho objetivo de cazadores y llegó a amenazar la supervivencia de la especie, que en este momento se ha recuperado y se encuentra en situación de preocupación menor.
Existen mapaches boreales albinos, que son completamente blancos y con los ojos rojizos. La mayoría de los mapaches boreales son grisáceos o pardos, atendiendo el color del lomo, aunque también los hay leonados y rubios casi blancos. En el abdomen presentan un tono más claro y, en el caso de los mapaches de pelaje claro, el antifaz no es negro, sino un poco más oscuro que el color del lomo.
La dentición del mapache boreal presenta la siguiente fórmula: 3.1.4.2 / 3.1.4.2, 40 piezas en total. Esto quiere decir que un mapache que conserve intacta su dentadura tendrá un total de 12 incisivos, 4 caninos, 16 premolares y 8 molares. Se trata de una dentadura bastante primitiva, con molares casi planos que contrastan con los afilados caninos (más en el caso de los machos por selección sexual).
La edad de los machos adultos se determina con el tamaño del hueso peneano o báculo, cuya función no es clara: facilitar la penetración, asegurar la fecundación o estimular la ovulación en las hembras.
Costumbres
El mapache suele ser de hábitos nocturnos o vespertinos, lo que no quita que se puedan observar mapaches a pleno día. Pero, en general, se desperezan cuando el sol se pone.
En invierno los mapaches son menos activos, aunque no hibernan. Para hacer frente a este parón en su actividad, durante el otoño los mapaches comunes están muy atareados comiendo mucho y seleccionando los alimentos más calóricos que encuentran, sin llegar a los extremos de los osos que sí hibernan.
En todo caso, el invierno supone escasez de alimento en casi todos los hábitats en los que se pueden encontrar mapaches boreales, por lo que una buena capa de grasa es un seguro de vida.
Los mapaches consiguen sus alimentos gracias a sus patas delanteras, que son como manos, con pulgares oponibles incluidos. Con ellas recolectan vegetales, pescan pequeñas presas acuáticas y cazan insectos. Sus otras presas suelen ser aves inmaduras, que aún no pueden volar del nido, aunque alguna vez capturan ejemplares adultos.
Grandes trepadores, no se puede decir que sean también expertos cazadores fuera del entorno de las orillas con agua. Allí sí son maestros, pues sus manos presentan un sentido del tacto tan agudo o más que el de los humanos y, para colmo, no se les entumecen las patitas con el frío.
Los mapaches emiten unos sonidos característicos que recuerdan un poco al de los búhos. Disponen de llamadas o avisos de todo tipo, desde voces de amenaza hasta sonidos de aproximación social a otros mapaches, pasando cómo no por voces de auxilio.
La alimentación del mapache en libertad
El mapache es un perfecto omnívoro oportunista, comparable al ser humano. No obstante, se clasifica dentro del orden de los carnívoros.
Más adelante, en el apartado del hábitat natural, indicamos más detalles. Un mapache puede comer de todo: frutas, semillas, frutos secos, vegetales, insectos, batracios, pequeños invertebrados, pequeños animales que capturan o encuentran hibernando, huevos, nidadas de aves, peces y cangrejos...incluso se comen el pienso de las mascotas si son muy atrevidos.
Muchos mapaches comen ranas y anfibios, incluyendo especies venenosas por su piel. Les basta con desollarlas, cosa que suelen hacer en las orillas de ríos. Por ello y por su costumbre de remojar algunos de sus alimentos como las frutas, se les conoce como ositos lavadores. Los mapaches boreales comparten este apodo tradicional de ositos lavadores con los mapaches australes. El propio Linneo los clasificó en 1758 como úrsidos: Ursus lotor, que significa precisamente “oso lavador”.
Hábitat natural de los mapaches comunes
Entorno boscoso
Cuando los mapaches boreales viven en plena naturaleza, prefieren hacerlo en bosques, bien sean caducifolios, de coníferas o mixtos, a ser posible cerca de algún riachuelo o corriente de agua.
Así aprovechan los troncos de los árboles como madrigueras y cazan pequeñas presas acuáticas cuando desciende el nivel y se forman charcas.
Pero no hay que olvidar que el mapache común es uno de los mamíferos más adaptables por sus características físicas y por su dieta, de omnívoro oportunista. Así, salvo en el desierto y en las zonas cubiertas por completo de hielo, se puede decir que los mapaches pueden prosperar y adaptarse.
A falta de árboles, se refugian en cuevas naturales, madrigueras abandonadas de otros animales o construyen sus propios refugios. Y si no viven cerca de ríos, mares o lagos adaptan su dieta sin que se resienta su salud. Hay mapaches que se comportan como carnívoros mayores (más de un 70% de alimento de origen animal) y otros que lo hacen como carnívoros menores (más del 70% de alimento vegetal en su dieta).
Cuando el mapache vive cerca de asentamientos humanos
Algunos mapaches prefieren vivir cerca de los humanos, porque sus desperdicios suponen una fuente de alimento. Cuando los mapaches se habitúan a la presencia de humanos pueden entrar en sótanos de viviendas y establecerse allí, o en viviendas abandonadas.
También se modifican sus habilidades. Por ejemplo, los mapaches que han nacido y se han criado en un entorno urbanizado son capaces de determinar cuándo pueden cruzar una carretera, al estimar la velocidad de los vehículos que circulan por ellas. En cambio, los mapaches que habitan en entornos naturales son presas fáciles de los automóviles por accidente.
Reproducción de mapache boreal
Los mapaches boreales se reproducen una vez al año, como el resto de especies de mapache. Dado lo extenso de los territorios en los que se pueden encontrar mapaches, puede haber ligeras discrepancias con las fechas de celo y nacimiento para adaptarse al clima de su entorno.
Como norma general, en climas templados o fríos, la época de apareamiento va desde enero hasta marzo. Durante esas semanas la comunidad mapache cambia sus costumbres: los machos se vuelven territoriales y pelean entre ellos para ver quién es el que se apareará en su zona, las hembras tienden a tolerarse mejor y pueden formar pequeñas colonias aunque no estén emparentadas, y las crías del año anterior ya serán adultos independientes.
Los machos son polígamos, siempre que resulten victoriosos en sus combates. En ellos usan sus caninos, de ahí que en los machos sean de tamaño mucho mayor que en las hembras. Estos caninos o colmillos no tienen función sexual, no determinan el atractivo ante las hembras, pero sí ayudan a elegir al que perpetúe la especie, junto con su tamaño. Por ello el dimorfismo sexual que presentan los mapaches, con machos de tamaño considerablemente superior a las hembras.
Como sucede con los cánidos, los mapaches machos presentan un hueso peneano. Una vez terminada la temporada de apareamiento, los machos se desentienden y vuelven a ser animales solitarios o a vivir en pequeñas comunidades junto con algún otro macho joven. Dejan de ser territoriales.
Las hembras parirán una camada de entre 2 y 6 crías al cabo de entre 60 y 73 días, aceptándose 63 días como el periodo de gestación medio en climas templados. Las camadas suelen estar compuestas por 3, 4 o 5 crías, y la proporción de machos y hembras es del 50% para cada uno.
En algunos entornos hay una mayor mortalidad de crías masculinas, aunque no se sabe bien el motivo. En algunas zonas llegan a la edad adulta tantos machos como hembras, mientras que en otras hay más hembras jóvenes pero fértiles que machos de la misma edad.
Las crías de mapache nacen con los ojos cerrados y los mantienen así durante tres semanas. Son amamantados unas siete semanas y a partir de ese momento la madre irá introduciendo alimentos animales y vegetales en su dieta. La fase final antes de que los mapaches sean independientes es la etapa en la que la madre enseña a alimentarse a sus cachorros, incluyendo cómo cazar y/o pescar.
Durante el periodo de cría, las mamás mapache mueven a su prole varias veces de una madriguera o refugio a uno nuevo. Si una familia mapache se instala en su jardín o en el sótano de su casa no haga nada y no les moleste, es poco tiempo vivirán en otro refugio. Si asusta a una madre con crías, es probable que le ataque, y los mapaches salvajes pueden ser portadores de la rabia, entre otras enfermedades.
Si se encontrara con un mapache huérfano, avise a un centro de recuperación de fauna salvaje. Dependiendo del país donde resida, podría adaptarlo si dispone de instalaciones adecuadas, con jardín y árboles, y es consciente de que un mapache no es una mascota al uso. Necesitará llevarle a un veterinario especializado en mascotas exóticas, lo que a veces supone desplazarse varios kms para ir a su consulta.
En cualquier caso, no manipule un mapache no vacunado sin usar guantes de cuero. Los mapaches que viven como mascotas deben estar vacunados y desparasitados, con lo que ya no suponen un peligro de transmisión de enfermedades para los humanos o para otras mascotas.
Preocupación menor
Los mapaches no se encuentran en peligro de extinción propiamente dicho, pero sí en una situación llamada de preocupación menor, debida a la destrucción de sus hábitats naturales.
Como consecuencia de la deforestación, sí se ha observado que las poblaciones de mapaches que viven en entornos alejados de los seres humanos ha experimentado una caída importante, en contra de lo que sucede con los mapaches urbanos, los que viven en las inmediaciones de poblaciones humanas.
La gestión y conservación del mapache boreal requiere de planes adaptados por zonas. Por ejemplo, en zonas como España donde suponen un grave peligro medioambiental, no es posible permitir que vivan fuera de refugios o núcleos zoológicos controlados, pues hay demasiado en juego.
Existen zonas donde el mapache es una especie invasora pero no supone un problema medioambiental serio mientras que la población no sea muy grande, por lo que allí se les puede dejar tranquilos.
Pero el que existan poblaciones de mapaches fuera del continente americano no es solución para el problema al que se enfrenta la especie.
En algunas islas de América Central, mapaches boreales introducidos para la caza amenazan con desplazar a poblaciones de otras especies o subespecies de mapaches autóctonas.
Apasionada por el mundo animal y fundadora de Kikechi, proyecto por el bienestar animal con el que participo activamente en diversas protectoras, como FAUDA, Unión Por Los Animales o CIEBA.
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